Una imagen viscosa y reluciente se acerca y se aleja a modo de zoom a niveles que serían imposibles de captar por el ojo humano. Más tarde percibimos que ese fragoso terreno violeta, movido a modo de zoom, corresponde al acercamiento de los cuerpos que iremos encontrando en nuestro recorrido. Los cuerpos de unas imágenes que han cambiado de forma, mostrando y alterando un texto: el código digital ha traspasado a físico, generando así una montaña de papeles que se han convertido en un espeso conglomerado lleno de matices y caracteres inconexos. Unas charcas dispersas contienen y condensan infinitas alteraciones variables, fragmentos léxicos que nos hacen transitar entre lo natural y lo artificial: patrones de pétalos de flores que se repiten; fantasmagorías en orquídeas secas y en violetas escarchadas en azúcar; mazorcas y un montón de enredos que no son más que errores de máquinas que crean objetos. Un escrito trepa como un jardín por un antiguo ornamento arquitectónico guardando su forma, y un pequeño bosque de mazorcas de maíz crece a través del artificio de su propio tejido.

La práctica artística de Cristina Spinelli se despliega a partir de una relación profunda con los materiales. Su trabajo revela una especie de modus operandi que le permite (re)conjugar los significados inherentes a las materialidades para construir nuevos relatos, lenguajes y códigos. Sus obras materializan un ejercicio de investigación y experimentación sostenido en el tiempo, a través del cual la artista fantasea sobre la posibilidad de descubrir y manifestar improntas que habitan en los materiales con los que entra en contacto.   

Es la fascinación por la desaparición lo que mueve a Spinelli a relacionarse con materiales y procesos atravesados por esta. La cera, una sustancia pensada para ser sustituida por materiales más nobles, es rescatada y después moldeada con calor, haciendo que adquiera un nuevo cuerpo que abraza otros objetos; el fuego, en lugar de destruir, levanta ampollas en la pared, trazando y alzando así la cicatriz de la sombra de una pieza antigua haciéndola mutar a nuevas formas; la resina y la fibra de vidrio impregnan el papel para diluir una imagen ya desenfocada, que ahora resiste en un rastro translúcido. Encontramos en estos procesos un gesto continuado que esconde reminiscencias de objetos que acompañan a la artista a lo largo de su vida. Porque algunos de ellos, al desgastarse o incluso desaparecer, logran permanecer en imágenes e impresiones, las cuales Spinelli remolca en su trabajo.  

Que me entierren con todo es un juego de acumulación de capas que se articula a partir de la presencia y la ausencia. Las obras que habitan el espacio de la galería son fruto del acompañamiento de las cosas a lo largo del proceso de hacer. Spinelli moldea y rasga, una y otra vez, para llegar a la raíz, diseccionar y volver a (re)construir, destapando así corporalidades y símbolos. Este acompañamiento se convierte en una espiral en la cual las obras, los materiales, las sombras y las imágenes se encuentran y se separan, aparecen y desaparecen, se referencian entre ellas, se arrastran, se afectan.

En las últimas décadas del siglo XX se dieron por terminados los grandes relatos ideológicos de la Modernidad y se pusieron en cuestión la certeza de nociones como verdad, progreso o identidad. Una multiplicidad de nuevas voces apareció para volver más complejas las historias colectivas, para reivindicar aquellos pequeños relatos que habían permanecido ocultos en el reverso de la Historia: las clases populares, los cuerpos racializados, las mujeres, las diversidades de género y las demás especies han visto y ven cómo la adquisición de derechos significa también un control de la narración abierto a infinitas posibilidades.

Esta exposición es porosa y flexible. Es un ornamento que se articula a través de materialidades que definen objetos, un cuerpo múltiple que no se codifica y que recoge un imaginario de la memoria del artefacto.

Romantic Bullets Position Effectively es una exposición que surge de la confluencia entre el deseo y la intuición. Una sucesión de gestos elásticos conectan de manera imprecisa una torsión con otra desde las obras y artistas que forman parte de la exposición. La noción de “twist”, en inglés, apareció al principio del proceso, manteniéndose presente y adquiriendo cuerpo a lo largo del tiempo al prestar atención a una imagen anecdótica: el recuerdo de un helado torcido que todavía existe pero que ha desaparecido. Como objeto fugaz, este helado hace aparecer una torsión material que se derrite pero que no puede desenredarse satisfactoriamente. Esta paradoja material incluye lo retorcido dentro de la torsión, envolviendo un concepto con una imagen transitoria.

Gracias a una metodología basada en conexiones y hallazgos sensibles Romantic Bullets Position Effectively empieza a tomar vida con Resolution of Traits 3 de Ran Zhang, donde la artista construye objetos ficticios alrededor de una estructura proteica para mostrar una realidad molecular que no puede ser vista pero que necesita de una experiencia visual para ser entendida. Las proteínas motoras en las que se interesa Ran son responsables de convertir la energía química en trabajo mecánico dentro de muchos organismos, permitiendo no sólo que nos movamos, sino que podamos ver. A partir de este trabajo invito a Cristina Spinelli con su pieza Untitled, que propone un viaje material de ida y vuelta a través de la planta de maíz. Esta se desprende de su cuerpo “original” para convertirse en bioplástico y volver a adquirir cualidades estéticas y patrones vegetales. La seriación y reproductibilidad continuas, características de los procesos industriales, también forman parte de lo que llamamos naturaleza, haciendo uso del planeta como un gran laboratorio de “lo artificial”. Palais, de Alex Reynolds, despliega el proyecto hacia la interminable y alienante dimensión material de la burocracia. Gracias a una serie de incursiones clandestinas en el enorme e inquietante Palacio de Justicia de Bruselas, Alex documenta en primera persona los entresijos, las ruinas, los ascensores, pasillos y diferentes pisos de un edificio tan laberíntico como espectral. Este contiene y oculta a la vez la ordinaria realidad de la burocracia dentro del imponente poder simbólico y efectivo de la arquitectura institucional. Besoa, Klit, Lepokoa y Trentza de Nora Aurrekoetxea se reúnen en Romantic Bullets Position Effectively para detener sin concluir una deriva intuitiva de gestos y torsiones conectados a través de la presencia y materialidad constituyente de las obras. Las cuatro piezas trenzadas de Nora producen formas estables para la intimidad de gestos que surgen del hábito de lo provisional y perecedero. Creando un sistema de relaciones que también incluye los continuos intercambios entre lo natural y lo artificial -tanto en su forma como en sus cualidades materiales- Besoa, Klit, Lepokoa y Trentza vuelven al impulso inicial de este proceso comisarial intuitivo de gestos y enlaces orgánicos indirectos que sugiere una estructura circular para otras direcciones posibles.

Una bruma vaporosa lo inunda todo. En su condensación muta para transformarse en pequeños cristales. Se precipitan, se derraman y se deslizan sobre los cauces que brotan del metal. El flujo se expande en una dimensión sonora para envolver de nuevo todo el espacio. Entonces la gota salta. Salpica el surco de piedra. Son ahora lágrimas metálicas que nos brindan resonancias originarias como si nos trasladaran a los comienzos de nuestra historia. Así, llegamos al lugar donde empezó todo. La fuente es el origen: un organismo vivo que fluye en repetición constante. Crecen flores blancas que algún día volverán a ser fluido recordando su pasado. Un cuerpo viscoso y azul se eleva monumentalmente. Se desliza hacia abajo atravesado por la gravedad. Otras gotas han caído encima de un cuerpo blanco y pulido, las envuelve en su cristalización.

Ni memoria de forma se configura como un cuerpo arqueológico vivo que sigue sus propios procesos cíclicos de transformación de la materia. Algunas obras son los restos de dichos procesos, otras son los procesos vivos en sí mismos: flujos circulatorios en movimiento. Son cuerpos no humanos, receptáculos de materia que cuentan historias a través de sus significados y significantes.

La piscina se define desde su profundidad, en un anhelo o huella remanente del fuego que refleja trazos de figuras previas, Cristina Spinelli desarrolla una instalación en forma de dibujo expandido con la que se ironiza la imposibilidad de la combustión en el agua. La huella de humo pasa a tener un efecto tridimensional y una materialidad que, a través del oxígeno, genera espejismos desde el interior, desde el exterior se le suma la deformidad que, junto a la corriente, ayuda a enmascarar la sombra.

Sobre el dibujo flotan aglomeraciones de salvavidas infantiles que, rellenos de agua casi en su totalidad, hacen fuerza hacia la profundidad resultando una escultura que en la superficie solo muestra una pequeña porción de su volumen, como un iceberg al que no le queda claro el beneficio de mantenerse a flote. Alfredo Rodríguez pone de manifiesto en estas piezas su relación con el cuerpo a través de la escultura, los salvavidas se abrazan entre sí formando un cuerpo en sí mismo, semihundido y deambulando junto al espectador.

Gresite, en su séptimo año como proyecto independiente, y tras el lapso de un año, retoma su propuesta sumándose a la de Estudio Jardín con la intención de dar continuación a un proyecto cuyo enfoque es exclusivo hacia el artista y a cómo trasladar el ejercicio expositivo a nuevas propuestas espaciales, estableciendo una relación directa entre las obras y un entorno no neutral.

La Sala de Arte Joven presenta la XXXII edición de los Circuitos de Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid, con los trabajos de los artistas seleccionados en la última edición de esta convocatoria pública, que concede ayudas a la producción y difusión de sus obras a diez creadores menores de 35 años residentes en la región.